Sí, las personas caminamos buscando recorrer la distancia más corta, incluso aunque ésta no sea precisamente la más cómoda o la más bonita. Este es el principio alrededor del concepto “línea de deseo”, que describe ese rastro físico o virtual que dejamos a nuestro paso cuando nos movemos de un punto a otro tratando de hacerlo calculando intuitivamente la distancia más corta entre ellos.

En holandés  se les conoce como olifantenpaadjes es algo así como “camino de los elefantes”; son llamadas de esta manera haciendo alusión al comportamiento de los elefantes que siempre usan los mismos caminos y que, incluso, transmiten ese conocimiento a otras generaciones. Inteligentes peatones que recorren sus caminos una y otra vez tal como lo hacemos los humanos con los atajos, los buscamos, los caminamos una y otra vez, y volvemos sobre nuestros pasos para hacernos el trayecto fácil.

Resulta un fenómeno maravilloso que en un entorno supuestamente diseñado para ser nuestro hábitat (el de las personas, pero que ha resultado más conveniente para los autos) las líneas de deseo se impongan como un recordatorio de ese instinto básico: hacer uso eficiente de nuestra energía para desplazarnos con nuestros pies de un lugar a otro.

En la Liga Peatonal trabajamos en comunicar que las Líneas de Deseo Peatonal deben ser tomadas en cuenta para mejorar el diseño de nuestras ciudades.

Si quieres conocer más de este trabajo, conoce este documental corto realizado por Jan Dirk van der Burg y traducido al español por la Liga Peatonal:

 

 

¿Qué son las líneas de deseo? En este #SeminariOnline platicamos sobre la relevancia de su estudio en el diseño urbano y cómo pueden ayudar a transformar las lógicas urbanas para que obedezcan a la inteligencia colectiva y de esta forma, mejorar la experiencia peatonal.